Grimpeur y el "trote cochinero"

Hace tres semanas, coincidiendo con las Navidades, Grimpeur anunciaba a bombo y platillo en este blog el final de lo que el denominó "el trote cochinero", a saber, un supuesto ritmo lento y llevadero que permite a toda la grupeta rodar en armonía e ir acumulando kilómetros en las piernas sin quemar reservas. Aquel anuncio hacía presagiar lo peor para los que, como el que escribe, no disponemos del tiempo necesario para seguir un meticuloso calendario de preparación como el de Grimpeur. Aquello fue una llamada a la guerra, el retorno del legendario "ritmo infernal" que otrora le hiciese famoso.

Con resignación cristiana me presenté a la primera salida dominical después del anuncio, la primera del "segundo bloque" de la preparación mariana. Ciertamente el ritmo aumentó en el llano hasta llegar a las costas, pero tampoco fue para tanto. "No quiere abusar el primer día", pensé para mí. La sorpresa fue que, al inicio de las costas, Grimpeur anuncia su retorno en la Maladona, "cuestión de peaje navideño". Todos lo comprendimos, pero el ritmo lo marcó Capitano hasta la cima y Grimpeur no parecía dispuesto a seguirlo. "Qué bien, igual es un farol", pensé.

Al siguiente domingo tenía claro que Grimpeur se iba a resarcir. Similar escenario hasta el pie de costas, ritmo ligeramente más elevado hasta la Maladona (suficiente para que yo no lo siguiera) y poco más, la verdad. A la vuelta, tras el confortable café oriental, Mariano decide poner en marcha lo que para él era el fin del "trote cochinero", pero que ni de lejos era el "ritmo infernal" mencionado. Pero, ¡ah caray!, resulta que un Paco López en estado de gracia imprime un ritmo superior (ese sí que era infernal) y el bueno de Grimpeur decide "abrirse" para no pasarse de pulsaciones."Por hoy ya tenía bastante", fue su comentario.

Más animado al ver que su anuncio no era para tanto, me presentaba esta mañana a nuestra cita semanal. La sorpresa era que el del "ritmo infernal" (¿o era ritmo "invernal"?) ¡se había dormido!. Bonita manera de empezar el segundo bloque de preparación. Justo es decir que ha venido hasta Sant Pere de Ribes para unirse a nosotros en el regreso. "Hoy sí que va en serio, como lleva pocos kilómetros..." pensaba al verlo subir a buen ritmo el repecho de entrada a Sitges. En las costas se mascaba la tensión. Las empezamos a buen ritmo y cuando se encara la rampa de la Maladona, Capitano toma el mando de las operaciones marcando un ritmo de 24km/h y arrastrando a Grimpeur a su rueda. Obviamente decido no suicidarme y marcar mi propio ritmo. Parecía que esta vez Grimpeur si hacía buenas sus amenzas, aunque no lo veía relevar... ¡vaya! ¡pero si se ha abierto otra vez! ¡Capitano se le va con una pata!. Sigo a mi ritmo y corono justo a su rueda. Cómodo descenso hasta el siguiente repecho, el del Garraf. Grimpeur lo inicia a plato, presagiando un ascenso a fondo, pero... lo quita metros después. En vista de que no parece ir a más, marco mi propio ritmo hasta arriba, donde miro para atrás... y no veo a nadie.

Parece que lo que Grimpeur denomina "trote cochinero" se le está atragantando un poco. No quisiera que llegara a afectarle en su precisa preparación de cara a sus objetivos importantes del año (por cierto, ¿alguien de la grupeta sabe cuáles son?), así que igual la semana próxima bajamos un poco el pistón para que vuelva a ser, como cada año, el Grimpeur de leyenda que es.

Es probable que pague el atrevimiento de explicar esto. Grimpeur no es de los que deja escapar ninguna oportunidad. Conmigo lo tiene fácil, no estoy a su nivel, es obvio. Sólo espero que no caiga en la tentación de publicar clasificaciones de marchas en las que vayamos a participar los dos para demostrar lo mucho que camina. Sería tan ridículo como su anuncio del fin del "trote cochinero".