Hospisport Pyrénées 2010

Sin contar con la totalidad de sus efectivos, dos representantes de la grupeta, a la sazón Roberto y Alberto, hicieron su clásica salida piernáica. Las obligaciones laborales y los peajes estivales mermaron la cantidad, que no la calidad, de la representación.

En el menú, ligero cambio de recorrido: en lugar de subir Plateau de Beille (subida ya conocida por los integrantes de la partida) se decide hacer Ax 3 Domaines (Plateau de Bonascre) y Col de Chioula, inédito para ambos.

El clima espectacular, cielo despejado, calor desde primera hora de la mañana. Punto de partida Ax-les-Thermes, lugar emblemático en la encrucijada de multitud de salidas, pero sobre todo al pie de Pailheres y de Ax 3 Domaines.


Emprendemos la salida, unos pocos de kilómetros de calentamiento (la carretera general que une Andorra con Tarascón es un verdadero peligro y no permite rodar cómodo) y enseguida empezamos a subir Plateau de Bonascre: 8 Km. al 8% aproximadamente. El puerto es duro de salida, los dos primeros kms entre el 8,5% y el 10%. Cuesta coger la cadencia, aunque los dos integrantes deciden meter todo lo que llevan para no cargarse ya en el primer puerto. Un ligero descanso entre el km 3 y el 4 y empieza lo realmente duro del puerto, 2km al 10,5%. Asfalto impecable (se nota que el Tour está al caer...). Carteles avisando de que la carretera se cortará con motivo del Tour (¡y aún faltan 2 semanas!). La subida no es especialmente bonita hasta que se llega a los dos últimos kms, en los que ya se divisa un paisaje espectacular de montañas todavía con nieve. El último km vuelve a ser al 10%, ya entre chalets de montaña y telecabinas. Los dos integrantes de la grupeta, que subieron en sintonía, coronan sin más problemas. Arriba, como en cualquier lugar de este tipo, ni un alma. Poblado fantasma, con telecabina funcionando y nadie dentro...

Después de deleitarnos unos momentos con el paisaje e imaginarnos cómo estará este lugar dentro de dos semanas, nos lanzamos a tumba abierta de vuelta a Ax-les-Thermes (la tumba siempre está abierta, al margen de si bajas deprisa o despacio).

Sin descanso emprendemos la carretera de ascenso a Pailhères que, en sus primeros 4-5 kms es común a la del Col de Chioula (10 Kms de longitud total), el puerto inédito de la jornada. Son estos primeros kilómetros los más suaves, con rampas que van del 4% al 6% como máximo, pero el calor ya apretaba y no corría mucho viento. Llegados al desvío del Chioula, la carretera nos conduce por una ladera totalmente despejada, con privilegiada vista sobre el macizo del Plateau de Bonascre que acabamos de subir. El calor se hace notar, no hay viento, el fantasma del Col de Agnès nos viene a la memoria... Y es que este col, aparentemente menor, esconde 6 kms que no bajan del 7,5% y llega a máximas del 11%. Vamos, que es un señor puerto. Decidimos poner un agilidad a nuestras pedaladas, clave en estas subidas para garantizar que llegas arriba medio bien, y bebiendo a cada paso. Al cabo de 3 kms desde el cruce, la carretera abandona la ladera despejadaa y se mete hacia el interior de la montaña, en el tramo de más bonito, pero también más duro, con las rampas del 10% y 11%. Llegando al final encontramos las clásicas "S" de todo puerto pirenáico que se precie y un final con viento de cara y rampa traicionera en recta que te deja un buen sabor de boca, sabedor de que has descubierto (y doblegado) un nuevo puerto muy, pero que muy decente y a considerar para futuras pirenáicas.

Decidimos seguir lo que denominan "route des cols", aunque nuestro camino de retorno nos obliga a girar a la izquierda en el col de Marmade para emprender una bajada larga, de 16Kms aproximadamente, primero entre zona boscosa muy cerrada, luego más abierta, pero sobre asfalto irregular, muy botoso, con grava y carretera muy muy estrecha. Vamos, que me lo pasé en grande bajando. Las vistas maravillosas sobre los macizos ya mencionados.

De vuelta en Ax-les-Thermes, tradicional ablución en la "toilette" pública y, a reponer fuerzas, esta vez en forma de "kebab avec frites et mayonaise". Fantástico alimento regenerativo, lleno de hidratos de carbono que nos repuso casi al instante. El Pirineo hizo gala de su fama y, antes de empezar a comer tan sabroso manjar, una tormenta importante empezó a descargar, así que nos refugiamos bajo un arbol centenario en uno de los clásicos parques franceses.

De vuelta, la tormenta desargó con especial virulencia mientras subíamos (ya en coche) camino del túnel de Puymorens. En ese tramo vimos a un grupo de Sabadell que se refugiaba del agua en un cobertizo. Probablemente volvieses del Pailhères reproduciendo la ruta que alguna vez se ha comentado de hacer.

Sin más novedad, que la alegría de oir cómo Argentina caía derrotada ante Alemania, llegamos sanos y salvos a casa y con ganas de repetir antes del inicio del curso escolar.

Esperamos que para entonces, "les gros bras" de la grupeta se animen a descubrir estos puertos.

AVISO: si pretendéis ir el 18, tened cuidado, es el fin de semana del Tour y podéis encontraros un verdadero atasco.